Segunda entrega de esta emocionante serie guionizada por Greg Pak y cuyo aspecto gráfico atractivo corre a cargo de Leonardo Manco.
La verdad es que el ritmo del guión es atrayente. Hemos pasado de un primer número de situación del elenco que va a acompañar a Jim Rhodes en este nuevo volumen de sus aventuras, a la acción sin frenos en el segundo.
Como recordareis…Jim había reclutado a la fuerza a Parnell Jacobs, un viejo enemigo suyo en el cual «confia» para ayudarle a manejar esta nueva máquina de guerra. También se había sumado Bethany Cabe, integrante de los secundarios de Iron Man, que aquí pasa a ser el médico de a bordo.
Bueno, pues tras plantear el asunto al final del anterior episodio (recordemos que Rhodes quiere rescatar de las manos de Eaglestar a su antíguo amor y esposa de Parnell, Glenda, la cual está detenida y torturada en Aqiria), Rhodes va de cabeza al asunto.
Si algún defecto se le puede encontrar al cómic es que creo que Pak ha confundido a Máquina de Guerra con los Transformers, porque una cosa es que Jim sea medio cyborg y pueda regenerar sus partes biomecánicas y otra cosa es que vaya adheriendo a su armadura todo tanque y misil que se encuentre.
No obstante, el ritmo de episodio es frenético y está aumentado por esa sed de venganza que los lectores sufrimos cuando vemos las atrocidades cometidas por el villano, en este caso, la tortura y violación de Glenda.
Más si cabe, cuando vemos como Jim impone su justicia y va desmontando y vengando toda la afrenta realizada, frenada por el ímpetu de la propia Glenda, la cual no quiere ver a sus captores muertos, sino juzgados para que lo que ella ha sufrido no vuelva a sucederle a nadie.
En resumen, un muy buen episodio (el cual justifica su denominación de Dark Reign haciendo aparecer a Norman como «socio» de Davis Harmon, director de Eaglestar) con un final de continuará de la mano del plan B de Osborn, que ve como su plan de cargarse a máquina de guerra (recordemos que es una tecnología que él no puede controlar y por eso quiere destruirla) se va al garete, y envía a solucionarlo a ARES, el dios de la guerra y miembro de los Dark Avengers.
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