Bueno, pues parece que me tendré que comer mis palabras de la reseña anterior.
Después de leer este número de Deadpool, parece que sí se justifica su inclusión en la macrocabecera «Dark Reign».
¿Que por qué? Si quieres saberlo, tendrás que entrar en el artículo, pero cuidado con los baches… estooo… con los spoilers.
La portada (para aquellos que no hayan caido en la cuenta) es un homenaje a aquel famoso Uncanny X-Men #141, obra de Byrne, número con el que se iniciaba la famosa saga «Días del futuro pasado».
El número sigue en la línea humorística que caracteriza a Wilson, y en él vamos descubriendo el doble juego que lleva Bob.
Por un lado aparece en el instante preciso para salvar al protagonista de la serie, pero esto es muy sospechoso y Deadpool puede estar loco, pero no es tonto, de manera que lo hace confesar.
Bob está de acuerdo con Tiger Shark para capturarlo, por orden de un tercero.
Mientras discuten este asunto, Tiger viene a buscarlos al hotel en el que se encuentran. Bob le pide ayuda a Wilson para escapar de este turbulento asunto.
Entre diálogos chispeantes y completamente disparatados, Wilson se deshace de Tiger, para luego sellar su pacto con Bob disparándole en la mano. Ha llegado el momento de que éste le diga para quien trabaja.
Y el motivo por el cual yo he de comerme mis palabras de la reseña del número anterior es porque el misterioso jefe es NORMAN OSBORN (¿cómo es que no lo pensé?)
El final del episodio es brillante, con un fax enviado por Deadpool a Norman, en el que le solicita 100.000.000 por la «ayuda» que le prestó para derrocar a la Reina Skrull, dándole un plazo de 12 horas.
Habrá que leer el próximo número para ver como se toma Wilson no ver ni un dolar y ver como reacciona.
Divertida tambien la postdata del fax (P.D. Maté a Bob).
El final del episodio nos muestra a Osborn ordenando a Yelena (Viuda Negra Rubita) y a su nuevo equipo la búsqueda de Deadpool.