Esta semana se estrena la esperada producción de Steven Spielberg y Peter Jackson «Las aventuras de Tintín: El Secreto del Unicornio», película basada en tres de los libros publicados del personaje (El cangrejo de las pinzas de Oro, El Secreto del Unicornio y El Tesoro de Rackham el Rojo).
A pesar de ser un personaje icónico y reconocible, hay muchas personas que aún no han leido sus aventuras. Es por ello que vamos a dedicar un post para daros a conocer tanto a su autor como las singulares circunstancias que rodean la historia del reportero más famoso (con permiso de Clark Kent).
El 22 de mayo de 1907 nace en Etterbeck (Bélgica) George Prosper Remí, al que el mundo conocerá por su pseudónimo HERGÉ (pseudónimo que obedece a la fonética escrita de sus iniciales invertidas R y G). George sufre en primera persona las penurias de la Primera Guerra Mundial (1914), ya que crece en una Bruselas ocupada por soldados alemanes. Estas experiencias que ocuparán los últimos años de su infancia, le marcarán de forma importante, así como le marcará su educación en un colegio católico (en esa época, la sociedad belga se dividía entre socialistas y católicos) y la pertenencia a los Boys Scouts.
A pesar de ser un ilustrador nato (no tomó clases de dibujo), su pasión frustrada sería la de ser reportero gráfico (lo que hoy podríamos llamar, periodismo de investigación). De ahí que, cuando nace bajo su dirección la revista «Le Petit Vingtième» (El pequeño siglo XX, suplemento de un periódico ultraconservador, clerical y nacionalista como era el «Le XXème Siècle»), el personaje de Tintín comience sus aventuras como reportero, en clara referencia a la admiración que le embargaba dicha profesión.
La primera aventura publicada fue la de «Tintin en el país de los soviets» (10/01/1929 a 08/05/1930), y en ella se pueden apreciar las muchas connotaciones políticas que suponían trabajar en este tipo de publicación tan politizada. Es un relato antibolchevique que parodía y se ríe de los rusos comunistas y, aunque ya muestra cierto virtuosismo en los lápices y composiciones de escenas, la temática hace que la aventura deje mucho que desear. Tan sólo se puede resaltar socialmente la denuncia de miseria en la situación de los niños rusos, única realidad no distorsionada en el relato (el resto de ideas está extraído de un violento panfleto en forma de libro llamado «Moscú sin velas», escrito por un antíguo cónsul belga).
Otro detalle interesante es ver como los gags de esta obra inicial serían utilizados posteriormente por el propio Hergé en otras aventuras, en escenas muy similares (el intento de envenenamiento, la caída por la pendiente nevada, la persecución en lancha, el fusilamiento fallido, etc…)
El siguiente periplo llevaría a Tintín de viaje por África, y, más concretamente, por el Congo (hay que recordar que en aquellos años era la gran colonia belga). «TINTIN EN EL CONGO» es el único album en el que podemos leer referencias a la religión católica, debido, en parte, a que este territorio africano era tierra de misiones. Los personajes religiosos que aquí aparecen son blancos y paternalistas, y están motivados por la influencia del abad Wallez (director del periódico «Le XXème Siècle») sobre Hergé, de manera que podemos apreciar que la auténtica motivación del album no es sino fomentar la vocación colonial, debido a la escasez de mano de obra. No obstante, las referencias sociales y políticas pierden importancia, primando más el carácter abiertamente aventurero del reportero.
No obstante, cuando los albumes de Tintín comenzaron a reeditar estas aventuras, muchas ilustraciones y textos se fueron modificando para intentar extemporizar las aventuras, haciéndolas más universales y atemporales.De esta forma, los imperativos del abad se fueron diluyendo en las posteriores reestructuraciones de la aventura.
La declaración de la ley seca en Estados Unidos y las guerras de clanes mafiosos saltan a primera línea mediante los primeros filmes de cine negro. Estas noticias de actualidad en 1931, junto con la fascinación personal de Hergé por los rascacielos, la mecanización de la era moderna, el jazz, la velocidad y el atractivo indómito hacia los indios americanos, hacen que Tintín viva su siguiente aventura: «TINTIN EN AMERICA».
Ésta es una América un tanto sui generis, debido a que las fuentes informativas del autor eran los western, las comedias cómicas americanas y un subjetivo libro en concreto, ESCENAS DE LA VIDA FUTURA, del autor francés George Duhamel, el cual relata el viaje personal del autor realizado en 1929 por los Estados Unidos. También tomo datos de la revista satírica «El Mortero» (Le Crapouillot), de la cual se hace lector.
El album hace un retrato caricaturesco de la nación americana, distorsionada por la subjetividad de sus fuentes, pero que da pie a un sinfín de aventuras dispares para Tintín. Éste se enfrenta a Al Capone, lucha contra contrabandistas, saboteadores y secuestradores, se transforma en cowboy, realiza persecuciones en tren e, incluso, realiza un minialegato a favor de los indios, en forma de denuncia del abuso del hombre blanco sobre los derechos de los indígenas.
No obstante, hubo ciertas distensiones con el abad Wallez a la hora de publicar la aventura, debido a que para el religioso, América era el país del dinero, la corrupción, el protestantismo y la francmasonería, y no quería despertar en la juventud motivación alguna para que éstos ansiasen el modo de vida americano.
Como curiosidad del album, es la primera vez que aparece un personaje de aires aristocráticos, al cual no tardaremos en ver y que hará pasar a nuestro reportero por momentos extremos: RASTAPOPOULOS.La siguiente aventura fue publicada entre 1932 y 1935, y lleva a nuestro querido reportero de viaje por Asia, en un viaje que comenzará en la India y terminará en Shangai (Japón). Aunque se publicaron como aventuras independientes, la lectura de ambas historias es correlativa en cuanto a personajes secundarios, y las tramas, iniciadas en «LOS CIGARROS DEL FARAÓN», terminarán cerrándose en «EL LOTO AZUL». El motor de estas aventuras gira en torno al tráfico de opio, y aquí volveremos a ver el rostro del enemigo narigudo de Tintín.
El contexto de «LOS CIGARROS DEL FARAÓN« está muy influenciado por la ola de pasión hacia los misterios de Egipto, impulsada por el descubrimiento de la tumba de Tutankamon en 1922, o el de la necrópolis de la ciudad de Tanis en 1930, los cuales desatan una serie de eventos que colapsarán en estos años las noticias científicas.
Y es en este periplo donde aparecen por primera vez algunos de los grande amigos de Tintín: el Señor Oliveira da Figueira, un rechoncho y simpático charlatán dedicado a la venta de artículos de todo tipo y los gemelos Hernández y Fernández (Dupont et Dupond en su concepción original belga), investigadores policiales muy particulares que se harán pronto del favor del público por sus tronchantes meteduras de pata.
Otra curiosidad sobre esta historia es la supresión de parte de la aventura original al remontarla y retocarla para el album. Seis planchas con parte de la acción que no convencieron a Hergé para que continuasen formando parte de la trama. A continuación podéis ver dichas páginas. Las primeras narran una acción que se situaría entre las últimas viñetas de la página 53 del album actual (curiosamente, las dos acciones en las que Tintín se tiene que enfrentar a serpientes cobra):
Las tres siguientes irían situadas entre las últimas viñetas de lapágina 57 del album actual:
Para el siguiente relato (sus aventuras en «Le petit vingtième» ya son famosas), el periódico anuncia a bombo y platillo que el personaje viajará a Shangai. Entonces, Hergé decide recopilar datos de fuentes más fidedignas para esta aventura, y entra en contacto con un estudiante chino llamado TCHANG TCHON YEN. Esta relación no será puntual, sino que transformará la forma de ver el mundo que tiene Hergé. Tanto es así, que la persona real se transforma en personaje y se convierte en el mejor amigo de Tintín (reflejando la amistad real que Tchang y Hergé han entablado), con el cual dialogará sobre lo absurdo de ciertos tópicos que europeos y asiáticos tienen los unos sobre los otros, en el encuentro entre ambos personajes.
El verdadero rostro de la tragedia sobre la invasión de Manchuria, por parte de Japón, y la posterior invasión de todo el territorio norte de China en 1933 es motivo para que Hergé (tras la influencia del contacto con Tchang) quiera documentarse más a fondo sobre la cuestión Chino-Japonesa, evitando conformarse con las imágenes estereotipadas que llegan a través de los noticieros.
El compromiso de Hergé en este album provocará las quejas de la embajada de Japón: Tal es la influencia social del personaje y sus aventuras, cinco años después de su creación.
En cuanto al nivel creativo y gráfico de Hergé, en este album da un salto cualitativo. Las composiciones son más completas, los escenarios más trabajados y los personajes menos caricaturescos que en sus inicios. Y esto se nota tanto en el tiempo de ejecución como en el respeto hacia los dibujos originales a la hora de la recomposición de la aventura en forma de tomo.

También se eliminó en esta historia una secuencia cómica al reestructurarlo para el formato album, concretamente estas dos planchas de septiembre de 1935:
Muy bueno, Migue. ¿Para cuando la segunda parte?
En esta misma semana.
Ufff, qué trabajera. Está muy pero que muy bien hecho. Admirable e ilustrativo, yo que soy lectora de Tintín, no sabía realmente nada sobre Hergé a la vista de lo que acabo de leer.
Muy bien y a seguir.
Seguiré y espero sorprenderte con más detalles de la obra. Un beso muy fuerte.
realmente eres como de la familia de tintín. está genial
Muy bueno amigo,menudo trabajo.saludos
Me parece muy bueno. Mucho trabajo y muy bien presentado.
Saludos,
Antonio
Muy bien documentado, es cierto Tintín no fué solamente el personaje de un cómic, sinó que reflejó en mas de una ocasión la realidad política de la época, aunque, claro, eso lo he descubierto ahora que ya me hecho MAYOR y analizo más el contexto de todas las cosas; en la época en que descubrí a Tintín dejaba volar mi imaginación y me veía como compañera de aventuras. Siempre soñé en tener un perro como Milú (por cierto que a Bacote siempre le he visto un cierto parecido, jejeje), nunca me cayeron bien los Dupont-Dupont, pero el capitán Hadock sí. Eso sí nunca olvidaré esas tardes de verano en le biblioteca pública del parque de la Ciudadela sentada en una mesita más bajita que yo, en una sillita hecha más bien para un pitufo e intentando mantener un buen equilibrio entre las tapas enormes de cartón duro del comic de Titín y mi bocata de foie-grás hecho de pan del de toda la vida de Dios, porque mi madre siempre fué anti-bimbo…pero a pesar de todas las dificultades nunca me pasé a los comics pastelosos de princesitas y principes, mucho más manejables pero también mucho mas aburridos. Gracias Miguel Angel, me ha encantado leerte y estoy deseando ver la Peli.