Ya en 1936 se hace patente la evolución de las historias ilustradas hacia el formato a todo color, por lo que es necesario (comercialmente hablando) dejar de lado el blanco y negro, para que el personaje y su publicación no dejasen de perder nuevos adeptos. Este hecho motiva que Hergé respondiese insertando páginas con un grabado en color (fuera de texto) en los álbumes (en el anterior artículo vimos algunos ejemplos). Pero esta etapa de los años treinta traería otras consecuencias que influirían en el devenir del personaje.
En plena mitad del siglo XX, la extrema derecha se va extendiendo por Europa. Los efectos de la Gran Depresión de 1929, junto con la desazón de haber perdido la Primera Guerra Mundial, hace que los alemanes elijan en 1933 a Adolf Hitler como Canciller del país, y más tarde (en 1943) éste repondría en el puesto de Presidente de la República Social Italiana a Benito Mussolini, el cual estaba en la cárcel.
Este giro a la derecha tenía en Bélgica a un representante en la persona de LEON DEGRELLE, oficial de la Wafen SS y político fundador del partido CHRISTUS REX (el Rexismo, de inspiración católica y conservadora). Degrelle y Hergé compartieron cierta afinidad, ya que provenían del mismo ambiente. De hecho, ambos trabajaron en el diario XX siecle (forjando allí su amistad), lo que motivó la simpatía de Hergé hacia los rexistas. El propio Degrelle presumía sobre que Hergé se había inspirado en él para crear al personaje de Tintín, aunque el autor siempre mantuvo que fue en su hermano, Paul Remí, en quien se inspiró.
Pero a raíz de la participación en la elecciones de 1936 del partido rexista (en la cual consiguieron 21 diputados y 12 senadores), y su caída en desgracia hacia 1939 (haciendo que Degrelle se radicalizara aún más), propició que Remí se distanciase de su amigo León.
Todo esta situación política, a la que se suma la anexión forzosa que Alemania realiza sobre Austria, es la que rodea a Hergé cuando acomete la ejecución de la aventura llamada «El cetro de Ottokar», la cual se desarrolló por espacio de un año (agosto de 1938 hasta agosto de 1939).
Sildavia y Borduria son dos paises imaginarios situados en centroeuropa, en los que George Remí intenta representar la problemática de ese momento. Los uniformes de los militares que conspiran contra el rey Muskar XII son muy similares a los utilizados por los mandos alemanes, y la propia conspiración es un dibujo real de la presión que tuvo que sufrir Leopoldo III, rey de Bélgica, debido a su neutralidad, la cual duraría hasta la invasión alemana realizada el 10 de mayo de 1940. Borduria sería la representación de Austria, cuya unión con Alemania amenazaría esta neutralidad, aunque existen elementos representativos del conflicto real en ambos paises.
Las pistas de la crítica no pueden ser menos veladas: el enemigo oculto de la conspiración contra Sildavia es un tal Müsstler, nombre que resulta de mezclar Mussolini con Hitler y Anton Mussert, colaboracionista y nazi holandés; Hergé dibuja aviones Heinkel HE 112 (sustituidos en la versión coloreada por los Messerschmitt Bf 109B) y, además, escribe sobre una especie de Quinta Columna infiltrada en el país denominada «La Guardia de Acero».
El mensaje de Hergé es claro, tal y como esbribe Fernando Castillo en su libro «Tintin – Hergé»: «Todo el album es un aviso explícito acerca de la amenaza que se cernía sobre Europa, especialmente sobre las monarquías parlamentarias, cuyos regímenes a veces mostraban una gran debilidad ante las pretensiones de los sistemas y los grupos autoritarios.»
En el aspecto gráfico, esta historia supone la primera aparición de la gran soprano BIANCA CASTAFIORE (apodada El Ruiseñor de Milán), quien junto a su fiel pianista IGOR WAGNER, recogen a Tintín el cual, haciendo autostop, está huyendo de la policía sildava. Este personaje (cuyo nombre italiano se traduce como Blanca Casta Flor) es la única referencia femenina en los albumes de Hergé, y aunque fue recurrente y divertida en sus apariciones, el hecho de ser la única fémina del elenco sirvió para que detractores del autor lo acusaran de machista y misógino. Sin embargo, es más probable que al ser Tintín una publicación para jóvenes y niños realizadas por un medio y un autor católicos, Hergé obviase las referencias al otro sexo por pudor religioso.
El nombre del pianista que acompañaba a Bianca pudo obedecer a la creciente demanda de la música de Richard Wagner en el régimen autoritario de Alemanía. Aunque otra teoría habla de la coincidencia de que Hergé y Richard Wagner hubiesen nacido el mismo día (22 de mayo), y este fuese su particular homenaje a tal concurrencia.
Otro personaje de cierta relevancia en albumes posteriores y que aparece aquí por primera vez es el Coronel Boris Jorgen, el cual le dará más de un dolor de cabeza en el periplo espacial del reportero.
Y un detalle más: El idioma sildavo (del que vemos algunos textos) es una ocurrencia de Hergé, que lo crea en base al Marollien, un dialecto de Bruselas (rica combinación de neerlandés y francés con un poco de español e incluso de hebreo) que hablaba la abuela de Remí.
En la reedición y remontaje del album (no así en la aventura original, ya que aún no tenían relación) también aparecen por dos veces dibujados en el album tanto el propio autor como su querido amigo Edgar P. Jacobs, ambos ataviados con uniformes sildavos.
A pesar del conflicto, Le petit Vingtième se sigue publicando, y con él las aventuras de Tintín. De esta forma, el 28 de septiembre de 1939 ve la luz el comienzo de «Tintín en el país del Oro Negro», el que quizás sea el album más interrumpido en la historia de la colección.
En esta fecha, la situación en Bélgica no hacía presagiar ningún altercado y todo parece indicar que Hergé no sopesaba que Alemania llegase a invadir el país. No obstante, esta historia (siguiendo fiel a su vocación de reflejar problemas de su actualidad) es una analogía de la situación que sufre Palestina desde 1936, donde las tropas de ocupación británicas trataban de evitar que el conflicto palestino-judío (Israel aún no había sido reconocido como país) se convirtiese en algo más serio. De ahí la presencia en la historieta original del ejercito inglés (que posteriomente sería sustituido por un ejercito árabe).Pero, inevitablemente, la invasión alemana conduce el cierre del diario católico, dejando esta historia inconclusa hasta unos cuantos años después.


Una semana después de terminar la epopeya del Karaboudjan, daría comienzo la siguiente aventura, «La estrella misteriosa» en la que Hergé aprovecha para reflejar la debacle que sufre el país. La imagen del fin del mundo que estaba próximo (analogía del sentimiento del autor ante los acontecimientos derivados de la guerra) y la lucha entre ingleses y americanos por conquistar ese trozo de piedra que habría sido el causante de la desdicha son reflejos de la situación de incertidumbre que se vive a diario. Como idea abanderada, los científicos y sabios aparecen como gente de bien que buscan mejoras para el ser humano, en contraposición a los anglosajones y yanquis, movidos por los intereses económicos de multinacionales anónimas.
Un detalle editorial interesante es que éste fue el primer album editado a todo color, y es en ese momento, que la editorial Casterman (propietaria actual de los derechos del personaje) propicia que se revisen las anteriores aventuras para pasarlas a cuatricomía, recomponiendo su estructura, repasando viñetas y editándolas en formato album de 62 páginas.



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